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Renovar la fachada de un edificio es una de las acciones del mundo de la construcción y las reformas, que tiene un gran impacto y transforma por completo la percepción de una vivienda. La fachada además de ser la cara visible de nuestra casa o edificio, también desempeña un papel fundamental en la protección contra los elementos climatológicos y en la eficiencia energética que vaya a tener la vivienda. Por lo que, darle una nueva vida a tu fachada es una de las inversiones más agradecidas y eficientes que puedes hacer. En este artículo, exploramos cómo una renovación bien planificada puede revalorizar tu propiedad y mejorar su funcionalidad y eficiencia. Y las cuestiones a tener en cuenta a la hora de llevarla a cabo.

1. Evaluación y planificación. Este es el primer paso a la hora de revitalizar tu fachada. Es imprescindible realizar una evaluación detallada sobre cuál es su estado actual. Se deben identificar qué problemas existen, como daños estructurales, problemas de humedad, mal aislamiento, aspecto desactualizado, etc… Para la planificación se deben considerar tanto aspectos estéticos como las mejoras funcionales que puedan aumentar la eficiencia energética y garantizar la durabilidad de la estructura.

2. Limpieza profunda. También es importante, antes de iniciar cualquier renovación, realizar una limpieza profunda porque puede revelar cuál es el verdadero estado en el que se encuentra la fachada y, en numerosos casos, ya mejorar significativamente su apariencia. Hacer una limpieza a presión o la hidrolavadora pueden eliminar años de suciedad pero para abordar problemas como el moho o la eflorescencia salina serán necesarios tratamientos más específicos.

3. Reparación y restauración. Reparar grietas, reemplazar elementos dañados y restaurar detalles arquitectónicos también son acciones fundamentales a la hora de devolverle un buen aspecto a una fachada. Estas acciones, no solo mejoran la apariencia estética sino que además sirven para prevenir problemas futuros, sobre todo, los especialmente relacionados con las infiltraciones de agua.

4. Actualización del aislamiento. Mejorar el aislamiento de tu fachada también es una oportunidad para aumentar la comodidad en el interior y de reducir los costes de energía. Existen técnicas modernas como el sistema de aislamiento térmico exterior (SATE), que pueden incluirse en la renovación y que contribuye significativamente a la eficiencia energética de la propiedad.

5. Nuevo revestimiento. Elegir cuál será el nuevo revestimiento tiene un papel fundamental, tanto en la estética como en la funcionalidad de la fachada. Se puede optar por materiales como el ladrillo, la piedra, la madera, el vinilo u otros más modernos como pueden ser los paneles de fibrocemento, que ofrecen una amplia gama de estilos, colores y texturas. La cuestión más importante será elegir un material que además de mejorar la apariencia de nuestra fachada, también garantice una buena durabilidad y un bajo mantenimiento.

6. Pintura y acabados. Una manera muy eficaz, además de económica, para transformar completamente la apariencia de una fachada es aplicar una capa de pintura. Hay que tener en cuenta que elegir los colores y acabados más adecuados resaltan la arquitectura del edificio, además de reflejar un estilo personal. Es fundamental seleccionar pinturas que sean de alta calidad y estén diseñadas específicamente para aplicar en exteriores, para que puedan resistir la climatología y mantener su color a lo largo del tiempo.

7. Iluminación exterior. La iluminación también tiene un papel fundamental en cómo se percibe una fachada después del anochecer. Instalar una buena iluminación de forma estratégica puede realzar la arquitectura, además de crear un buen ambiente y mejorar la seguridad. Se pueden colocar desde focos discretos hasta iluminación decorativa, existen numerosas opciones que pueden adaptarse al estilo de tu edificio.

8. Paisajismo y detalles exteriores. Completar la renovación de tu fachada con un paisajismo adecuado, cuidando los detalles exteriores de forma que pueda unificar el aspecto de la propiedad. Jardines con un buen diseño, caminos y elementos decorativos, como macetas, además de complementar la fachada, unen visualmente el edificio con su entorno.

Como hemos podido comprobar, renovar la fachada de tu edificio es una manera poderosa de revitalizar la propiedad, de forma que mejore su valor además de su funcionalidad. Es un proceso que va más allá de la simple estética, pues también se trata de proteger y preservar tu inversión a largo plazo. Realizando una planificación cuidadosa, con una buena elección de los materiales, puedes transformar la fachada de tu edificio y darle una nueva vida. Como cada edificio es único, las decisiones se tienen que tomar teniendo en cuenta las necesidades específicas de la propiedad y las preferencias personales.

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